La parada para mantenimiento y para la instalación de nuevos equipos aumenta la flexibilidad operacional y la eficiencia energética de la refinería. En la operación han participado más de 2000 personas y un centenar de empresas, incluyendo 60 nacionales, y ha implicado una inversión global de 58 millones de euros. Inversión acumulada de 4 mil millones de euros en cuatro décadas de historia.
La refinería de Sines ha mantenido un ciclo de inversiones a lo largo de los años con el objetivo de convertirse en una de las refinerías más eficientes de Europa, en cuanto al medio ambiente y la eficiencia energética, con inversiones ya realizadas de 42,5 millones de euros en los últimos cinco años e inversiones planeadas de 45,2 millones de euros hasta 2023.
“Este es el rumbo de una instalación que celebra 40 años de existencia, pero que sigue con los ojos puestos en el futuro,” afirma Carlos Gomes da Silva, presidente ejecutivo de Galp. “Se trata de una instalación central en nuestra estrategia y que ha merecido toda nuestra atención en términos de eficiencia energética, en tecnología de punta y en equipos que le permitirán, en todo momento, responder a los retos del mercado y de la sociedad.”
La refinería ha sido objeto de una intervención reciente en la que, además del mantenimiento programado, en el que se ha intervenido en más de 450 equipos, se ha instalado un enfriador de catalizador que permite el tratamiento de la materia prima más pesada, aumentando la flexibilidad del aparato de refinación. Producirá aún más energía, que se utilizará internamente, contribuyendo a la disminución de la huella de carbono.
En estas operaciones, que tendrán una duración de 54 días, participarán más de 2000 personas y un centenar de empresas, de las cuales 60 son portuguesas, con una inversión global de 58 millones de euros.
Las medidas de eficiencia energética y operacional están incluidas en un programa de inversiones estructurado, que tiene como objetivo añadir +1$/bbl al valor creado en cada barril de petróleo procesado en la refinería de Sines a partir de 2020, preparando a la mayor fábrica exportadora nacional para un futuro de competición creciente, que exigirá una mayor agilidad y adaptabilidad a diferentes circunstancias.
Esta capacidad de adaptación al cambio, que ha permitido que la refinería haya seguido los retos de cada momento, se refleja actualmente en la introducción de las tecnologías y soluciones digitales más avanzadas mediante el uso de sistemas de control sofisticados, que cuentan con el respaldo de una red de sensores con información en tiempo real, algoritmos de inteligencia artificial y soluciones de IoT.
Estas herramientas, en manos de un equipo bien preparado, profesional y conocedor, se utilizan en la gestión operacional de las unidades, pero también en fases anteriores y posteriores, por lo que forman parte de todas las fases de la cadena de valor. Se lleva a cabo, en todo momento, un ejercicio de anticipación de las necesidades reales del mercado que permite identificar cuáles son los productos más valorados, y optimizar las fuentes de suministro, para producirlas en las condiciones más competitivas.
La decisión de construcción de la refinería de Sines remonta a 1972. Además de garantizar el suministro del mercado nacional en cuanto a los productos refinados, también tenía el objetivo de procesar los crudos provenientes de Angola; sin embargo, su capacidad de adaptación se vio puesta inmediatamente a prueba, incluso antes de su construcción, por dos grandes pruebas de fuego: el shock petrolero de 1973, durante el cual los precios del petróleo se triplicaron en pocos meses, y la descolonización, que bloqueó el acceso al crudo de Angola.
La refinería de Sines es la mayor exportadora nacional, y coloca aproximadamente un 45 % de su producción en los mercados internacionales. Emplea directamente a 527 trabajadores y moviliza a otras 500 personas de diversas empresas que nos prestan servicios diariamente. Genera más de 2500 puestos de trabajo indirectos y representa el mayor porcentaje del movimiento de graneles líquidos del puerto de Sines.
La dimensión y la importancia estratégica de este activo también refleja un esfuerzo financiero que, a lo largo de estos 40 años, ha dado lugar a inversiones que, en términos reales, ascienden a 4 mil millones de euros, y que solamente han sido posibles con el apoyo y el compromiso de los accionistas, en una lógica de sostenibilidad y de largo plazo.